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Montevideo, 7 de febrero de 2016

 Señor Director:

 El número 1.853 del semanario “Búsqueda” correspondiente al día 4 del corriente mes… incluye una entrevista realizada por el periodista Ismael Grau al Presidente del Banco de la República Oriental del Uruguay, Julio César Porteiro. 

En ella se ofrecen elementos de juicio de particular interés para la ciudadanía. Por ejemplo, se hace saber que dicho funcionario “contador especializado en el asesoramiento a empresas”… está “contento”. Y está contento según declara porque la Institución que preside habría tenido muy buen desempeño (“el mejor balance de los últimos tres ejercicios”) y también porque tal resultado “excelente”, según él habría sido logrado “en un contexto difícil y por caminos genuinos: aplicar la filosofía de ser competitivos y mejorar significativamente la eficiencia…”.

Leer ese material es muy útil por cuanto en aras de ilustrarnos cabalmente Julio César Porteiro haciendo gala de sus conocimientos y de un encomiable rigor analítico aporta una mirada crítica sobre la realidad empresarial de nuestro país. En el diálogo que sostiene con su interlocutor afirma que no le sorprenden las pérdidas que tuvo Ancap en años recientes pero que no le conforma oír que se justifiquen las mismas exclamando simplemente “¡Oh, tenemos un problema de gestión…!”.

A su entender no hay cabida para errores inexcusables. Lo que se debe hacer es lisa y llanamente “gestionar las empresas públicas profesionalmente”. Y para no dejar dudas en cuanto a su tesitura, manifiesta sin ambages: “Las empresas públicas tienen que trabajar para agregar valor a la economía, a la sociedad en su conjunto y a los accionistas, que es más o menos la misma cosa. Y el camino para hacerlo es optimizar su eficiencia; todas las empresas públicas deberían trabajar con el objetivo de tener la mayor eficiencia productiva y comercial posible…”.

Y como corolario enuncia luego sucintamente su doctrina: “Rentabilidad a través de la eficiencia; ese debería ser el leitmotiv…”

Ahora bien…: a Usted señor Director…, ¿le parece razonable que Julio César Porteiro experto en asesoría empresarial…- sustente la “eficiencia” del “Banco País” a costa por ejemplo… de impedirnos realizar depósitos cómodamente y con seguridad a cualquier hora y en cualquier Cajero Automático de la ciudad…?; ¿es decir, que nos exija efectuarlos tan sólo en los ubicados en dependencias físicas del BROU…?. ¿Encuentra sensato que por añadidura llegados ahí nos obligue a perder tiempo haciendo una fila para depositar cheques lo cual hoy sólo es dable realizar en algunos equipos a los que deliberadamente anularon las restantes funcionalidades-, luego una segunda cola para efectuar depósitos en efectivo algo que únicamente puede hacerse a través de máquinas distintas en las que también desactivaron prestaciones adicionales de origen…- y después una tercera en otro cajero al que igualmente inutilizaron las demás funciones…- para extraer dinero de alguna cuenta…?.

¿Esa es la “eficiencia” por la que aboga Julio CésarPorteiro…?;¿puede consistir la “eficiencia” en exigir al cliente que realice operaciones puntuales y que haga todo él mismo siguiendo incluso procedimientos regresivos, evitables, irritantes, absurdos y aún riesgosos, ideados e implementados meramente para utilizar el mínimo posible de recursos humanos y materiales del Banco…?

En lo que a mí concierne, tales cambios “organizacionales” ni siquiera podrían tomarse como indicios de una gestión empresarial bien orientada: siguiendo el ominoso camino que se ha trazado hacia “la mayor eficiencia productiva y comercial posible” seguramente Julio César Porteirodispondrá en un futuro cercano que los clientes del BROU sólo podremos realizar gestiones automatizadas o “en vivo y en directo” yendo a Casa Central y padeciendo esperas interminables para cumplir cada propósito específico en determinado sector...

Pero hay otros argumentos que a mi juicio impiden considerar “eficiente” su gestión…: pienso verbigracia… en la desaparición de los ocho mil quinientos euros en la sucursal de Mercedes. ¿Verdaderamente cayó ese dinero al piso y fue barrido para terminar siendo arrojado a un vertedero…? ; ¿realmente pudo haber ocurrido algo así en una institución bancaria…? ; ¿justo en la institución bancaria cuyo máximo responsable pontifica urbi et orbi sobre la “eficiencia”…?. ¡Es patético…! Tal vez gente divertida y menos fatalista calificará el suceso como descacharrante y menor, pero en cualquier caso nadie podría considerar semejante proceder como “eficiente”.

Y a propósito…: ¿habrá dispuesto Julio César Porteiro que por último se formalizara una denuncia para esclarecer tales hechos…?, ¿o la Policía continúa todavía guiándose por la escasa información que divulga la prensa…?

Como quiera que sea, no hubo ninguna “eficiencia” en eso…

¿Y qué pasó con la estafa millonaria perpetrada en Paysandú allá por julio del año pasado, cuando un ejecutivo de cuentas malversó dinero de los clientes y gestionó préstamos fraudulentos por cifras millonarias…?;¿averiguó Julio César Porteiro al menos cuántos funcionarios estuvieron involucrados en aquellas maniobras…?. Nosotros no sabemos aún cómo se actuó frente a los damnificados ni cuánto nos costó a los contribuyentes la falta de controles adecuados.

Al parecer según el criterio de Julio César Porteiro informar debidamente a su mandante y empleador esto es: al pueblo uruguayo… es algo ajeno a la “eficiencia” de su actuación…

Pero asimismo hay otros episodios recientes e irregularidades mucho más graves que a mi entender impiden atribuir “eficiencia” y yo agregaría: ni siquiera “confiabilidad”… a la gestión de Julio César Porteiro…; uno se verificó el 29 del mes pasado cuando fueron extraídas indebida, intempestiva e ilegalmente sumas exorbitantes de todas las cuentas corrientes del BROU…; importes que inclusive superaban los montos existentes en ellas.

A título ilustrativo sepa que de una cuenta corriente con saldo positivo a esa fecha menor a 400.000 pesos y un promedio mensual y anual que nunca estuvo por encima de los 350.000fue retirado más de un millón y medio…; en otra con saldo positivo a esa fecha no superior a 12.000 pesos y un promedio mensual y anual que nunca rebasó los 15.000 fueron retirados casi 70.000…; y de una tercera cuyo saldo positivo a esa fecha era de unos 14.000 pesos y cuyo promedio mensual o anual jamás excedió los 20.000 fueron sustraídos alrededor de 60.000…

¿Cómo algo así pudo suceder…?; ¿cómo el sistema informático de la entidad financiera más importante de la nación que supuestamente debería ser a prueba de yerros y estar protegido contra ilícitos al menos con tanta “eficiencia” como los utilizados en otras instituciones análogas... habilitó semejantes operaciones asentando miles de sobregiros descomunales en forma simultánea…?; ¿y cómo es posible que recién se haya corregido ese colosal desfalco tres días más tarde…?. ¿No se disparó ninguna señal de alerta…? ¡Es increíble….! ¿Y sabe ya Julio César Porteiro qué algoritmo determinó las cantidades que fueron debitadas en cada caso…?¿averiguó qué origen tuvo ese despojo….?; ¿ fue un saqueo masivo perpetrado por algún “hacker”…?; ¿a quién o a quiénes atribuye responsabilidad por tan escandaloso descalabro…?; ¿al programador del “software”…?; ¿a los operadores que lo aplican o controlan…?; ¿a un empleado infiel…?.¿Y qué medidas adoptó para evitar que algo así ocurra nuevamente…?. Y lo más importante… ¿se trató de un error de registración como se afirma… o desapareció capital del Banco…? Por último y en cualquier caso… ¿el dinero fue devuelto verdaderamente a sus titulares o el BROU sólo anotó números como si hubiera sido acreditado pero sin poder hacerlo efectivamente porque le robaron esas cantidades…?

Alarmante… ¿verdad…? ¿Y qué dice Julio César Porteiro al respecto…?. Nada en absoluto. Es obvio que tampoco le interesa explicar ahora en forma clara, fidedigna y escrupulosamente documentada lo acontecido. La “eficiencia” de la que se vanagloria y que pretende infundir en el alma de quienes devastan sin contemplaciones otras empresas públicas evidentemente no pasa por esto. Una vez más guarda silencio. La cuestión es qué hará si algún día encuentra un periodista inteligente que lo interrogue con seriedad. ¿Optará él también entonces por decir: “¡Oh, tuvimos problemas de gestión…!?

Convendría que Julio César Porteiro recapacitara en torno a su conducta…; particularmente acerca del respeto que debe mostrar frente a todo ciudadano en su condición de servidor público y muy especialmente ante los clientes del BROU, a quienes tiene obligación de brindar servicios apropiados a precios razonables y en condiciones de máxima protección y confort…; porque notoriamente Julio César Porteiro al menos por ahora cree que puede hacer en su condición de Presidente del Banco aquello que le venga en gana cuando se le ocurra y de la manera que se le antoje llevándose por delante nada menos que a sus propietarios…; es obvio que únicamente dominado por un patológico delirio de omnipotencia pudo incrementar de manera sorpresiva, injustificada y leonina el importe cobrado en concepto de administración de cuentas...; un servicio que venía prestando el Banco a una tercera parte de lo debitado en forma compulsiva el 31 del mes pasado sin que nadie anunciase nada en relación con esa expoliación alevosa…; tenga en cuenta señor Director… que mientras escribo esta nota ni siquiera fue redactada la circular por cuyo intermedio se comunicarán estas novedades formalmente al personal de la Institución y a los clientes…

Pese a todo ello, Julio César Porteiro instalado en la fatua burbuja de su ego burocrático afirma estar contento…

Nosotros también deberíamos estarlo…; y mucho…: nuestra impotencia para escapar a sus desatinos y para liberarnos de su ineptitud ostensible, de su ineficiencia perniciosa y de su arbitrariedad abusiva ciertamente viene permitiendo incluso al más pánfilo, incauto e idiota de nosotros apreciar a tiempo y en forma inequívoca los males irremediables a los que nos veremos expuestos una vez que se imponga lo que taimadamente quienes detentan el poder político, económico y legislativo de la República denominan eufemísticamente “inclusión financiera”…

 

Sergio Hebert Canero Dávila

 

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