HAS EL BIEN Y NO MIRES A QUIÉN…

Escrito por Mirtha Lencina en la sección Columnas.

Publicado el 17/10/2020 19:46:26
HAS EL BIEN Y NO MIRES A QUIÉN…

 

Un profesional desocupado despertó una mañana y revisó sus bolsillos, por cosas de la vida todo lo que le quedaba eran $10.

Decidió utilizarlos para comprar comida y esperar así la hora de morir, ya que era demasiado orgulloso como para pedir limosna.

Él se sentía tan frustrado por no encontrar empleo, que eso lo llenaba de tristeza.

Por cosas de la vida veía que no tenía a nadie disponible para ayudarlo.

Compró algo y en cuanto se sentó a comer, un anciano y dos pequeños niños se le acercaron y le pidieron que les diera comida, ya que por cosas de la vida no habían comido en casi una semana.

El hombre los miró, estaban tan flacos, pero tan flacos, que se les notaban los huesos y sus ojos se les habían hundido.

Sintió mucha pena por ellos, se le partió el alma al verlos tan mal y con la poca compasión que le quedaba, les dio su comida, aunque sabía que sería su último bocado antes de ir a esperar su muerte.

El anciano y los dos niños oraron para que Dios le diera bendiciones y prosperidad y le regalaron una moneda muy antigua.

El joven profesional les dijo “ustedes necesitan esa oración más que yo” y se alejó.

Sin dinero, sin empleo y sin comida, el joven se fue debajo de un puente a descansar y esperar la hora de su partida. Estaba a punto de quedarse dormido, cuando vio un viejo periódico en el suelo y lo levantó. De repente, leyó un anuncio donde decía que los que tuvieran monedas antiguas las llevaran a cierta dirección.

Decidió ir a ese lugar con esa moneda antigua, que el anciano se la había regalado. Al llegar al lugar, le dio la moneda al propietario, el dueño al recibirla se le escapó un grito, sacó un gran libro y le mostró al joven graduado una foto.

La moneda que el anciano, por cosas de la vida le había dado, era la misma de la foto, cuyo valor era de US$ 3 millones de dólares.

El joven graduado, estaba muy emocionado mientras el propietario, le dio un cheque por los US$ 3 millones de dólares.

El joven cobró el dinero y se fue corriendo en búsqueda del anciano y los dos niños.

Para su tristeza, cuando llegó a donde los dejó comiendo, ya no estaban.

Le preguntó al dueño de una cantina cercana si los conocía, el dueño le dijo que no los conocía, pero que habían estado allí y le habían dejado una nota. El joven rápidamente abrió la nota pensando que averiguaría dónde encontrarlos, pero no fue así y le sorprendió lo que allí estaba escrito.

Esto era lo que la nota decía: “Nos diste todo lo que tenías y te hemos recompensado con la moneda.

Firma. Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

El profesional, se quedó pensando y no salía de su asombro. Lo que le había pasado, le dejó una gran enseñanza, has el bien y no mires a quién. Cuando ya no tenía esperanzas de seguir viviendo, cuando sentía que se encontraba en su peor momento y sin recibir la ayuda de alguien, por cosas de la vida sucedió ese milagro.

Se dio cuenta, que no debemos ser egoístas aunque los demás no tengan un buen comportamiento hacia nuestra persona.  Entendió que no hay que bajar los brazos, que siempre hay que luchar sin entregarse, porque en esta vida estamos para pasar por momentos muy buenos, pero también están aquellos difíciles momentos que se nos presentan, que en cierto modo, muchas veces nos quitan las ganas de seguir viviendo. Debemos ser conscientes de que hoy estamos, pero por cosas de la vida no podemos asegurar de que tendremos un mañana, por ese motivo tenemos que vivir esta vida sabiendo llevar todo tipo de situaciones que surjan, y entender que todo lo que nos sucede sea bueno o sea malo, es parte de las cosas de la vida.

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