A SEIS MESES DE LOS PRIMEROS CASOS DE CORONAVIRUS…
Escrito por Daniel García Martínez en la sección Internacionales.
Publicado el 19/09/2020 02:14:58
¿Cuántas cosas nos han pasado en nuestras vidas a quienes vivimos en Uruguay?
Es increíble lo rápido que pasa el tiempo aunque a veces las horas del día parecen eternas una y otra vez…
Aquel caluroso viernes 13 de marzo no lo olvidaremos jamás. En mi caso estaba en plena licencia, en casa de familiares en El Pinar en la segunda semana de mis vacaciones. Lo mencioné alguna vez pero lo hago de nuevo, al mediodía vi como cientos de personas en dos cadenas importantes de supermercados de la Costa de Oro cargaban egoístamente sus carros… Es más, creo que ni sabían qué comprar, pero había que abastecerse. Comestibles, productos de higiene y otras cosas… Empezaban a vaciarse góndolas como no en las fiestas se ha visto. Y cuanto más poder adquisitivo más compraban, y reitero, creo que no sabían qué llevar. Yo solo observaba y tomaba las primeras fotos de algo que nunca había visto, pero se respiraba un aire incierto. Con la hija de mi prima fuimos por compras de la casa y nos asustamos. Compramos algo de más por las dudas como decimos, pero sin enloquecernos. Yo me hice de algunas mascarillas pensando en mi hijo, su madre y yo. Ya en la tarde regresé a Montevideo. Todo transcurría con “cierta normalidad” en un día previo al fin de semana que cambiaría nuestras vidas. ¡Y vaya que las cambió!
Y ahí empezó todo con la Emergencia Sanitaria y las primeras medidas que se tomaron siempre pensando en nuestra salud y sin entrar a polemizar en temas políticos. La población está muy sensible en este aspecto que tiene “varias puntas”.
Lo cierto es que empezamos el aislamiento social, el silencio en las calles, la incertidumbre, comercios que cerraron y muchos ya no abrirán…
El personal de la salud se preparó para lo inesperado. Se tomaron las medidas necesarias pensando en lo peor, que Gracias a Dios no llegó y no llegará.
Día a día vimos cómo se detenía lentamente el país.
Comenzamos a vivir experiencias que jamás pensamos nos iban a tocar. Nos movió muy fuerte internamente. Nos sacudió los sentimientos. El amor y el dolor se juntaron y ahí surgieron situaciones que nos han quitado el sueño a miles de Orientales.
Nos pusimos a prueba nosotros mismos, sin banderas políticas, unidos aunque separados, el país somos TODOS aunque ya nos agredimos y nos faltamos el respeto por pensar diferente…qué lamentable que sigan sucediendo y que hayan heridas que cuesten cerrar….
Uruguay se detuvo, respiró y empezó de nuevo, de a poco y con el esfuerzo de TODOS.
Fue difícil el encierro, la convivencia en miles de hogares, familias que pasaron por situaciones duras. En muchos casos fue un volver a reencontrarse, rescatar aspectos olvidados o perdidos, recuperar espacios, el cariño, el afecto, y por sobre todo: VALORAR lo que NO valoramos. Aún hay gente que vive cierto aislamiento. El distanciamiento pasó a segundo plano, aunque es necesario cumplirlo y en muchos casos se cumple. En otros ya no, subestimamos una pandemia.
Ya no escuchamos los aplausos al personal de la salud a las nueve de la noche... De a poco estamos volviendo en la Nueva Normalidad que tanto nos cuesta.
De todos modos, somos ejemplo en el Mundo, aunque hay 45 víctimas que merecen nuestro respeto y el dolor de sus allegados en esos momentos donde fue difícil enfrentar la soledad y el no acompañamiento. La impotencia del personal de la salud ante el deceso por un virus que ataca al Mundo, seguro que nadie podrá sentir lo que ellos vivieron junto al paciente que lloraron y acompañaron hasta su partida.
Cada uno de nosotros tiene una historia en este tiempo, donde en muchos casos nos invadió la soledad, la angustia, el dolor, el insomnio, la falta de dinero, de amor, de cariño, de un beso o del tan esperado abrazo que tanto necesitamos y está por sobre todo lo material. El dinero va y viene, sí, es verdad, y todos lo necesitamos día a día. Pero los afectos, pucha que se sienten en estos casos, y lo lloramos aún en nuestro silencio y soledad….
Pero de a poco estamos recuperando aspectos de nuestra vida que no se han perdido, solo hubo un momento de aislamiento, distanciamiento y silencio que se convirtió en incertidumbre y… miedo. Todos tuvimos mucho miedo al comienzo, aún lo tenemos pero es más llevadero.
Despertábamos con el sobrevuelo del helicóptero policial con su mensaje de evitar aglomeraciones ante la emergencia sanitaria. La sirena desde el aire me daba la sensación de estar en un lugar de conflicto. Los móviles policiales por las calles con sus parlantes y el mismo mensaje… había poca gente circulando y daba miedo todo eso…
Las primeras salidas a “dar una vueltita corta” y de nuevo los mensajes y sirenas… la rambla desierta y vallas en algunas playas para evitar el descenso a energizarte en la arena junto al “mar”…
Los protocolos en casa, la higiene total, la ducha, la desinfección de todo lo que ingresaba, la ropa al lavado enseguida, el alcohol en gel que empezó a resecarnos las manos. Los problemas con el tapaboca y los perjuicios que nos trajo. Otros “problemitas” de salud que nos hizo cuidarnos más ante la imposibilidad de ir a los centros asistenciales.
En mi caso, tuve una consulta en Médica Uruguaya en la tarde del mismo día que en la noche se informaba de un brote importante. Es más, se me hizo un seguimiento desde la mutualista a los pocos días, ya que el médico que consulté fue uno de los casos. Menos mal que pasé unos días certificado y en mi apartamento. El miedo lo tuve pero me abrazó la confianza y la fe una vez más.
Han sido meses difíciles, sin dudas. Estamos a prueba aún y hay para mucho tiempo de convivencia con este virus que nos “sobrevuela” y venimos esquivando aunque haya focos que seguirán apareciendo. Lo bueno es que enseguida se actúa, aíslan y se toman todas las medidas.
Obviamente cambiaron muchas cosas y seguirá así por un tiempo que nadie sabe.
Muchos sueños se vieron interrumpidos pero pronto seguramente se harán realidad.
Solo basta mirar a nuestros Hermanos Vecinos Mayores de Argentina y Brasil sin ir más lejos y ver lo que viven cada día. Acá -como decimos- “Somos Gardel”, pero no bajemos la guardia que el virus nos tiene ganas a todos pero no podrá con Uruguay.-