COMPARTIENDO UN AÑO MÁS

Escrito por Mirtha Susana Lencina en la sección Sociedad.

Publicado el 17/05/2020 01:06:29
COMPARTIENDO UN AÑO MÁS

En un barrio en la ciudad de Artigas, por cosas de la vida vivíamos con mis padres, mi hermano de dos añitos y yo de un año. Hacía tres semanas que mi papá, por cosas de la vida ya no vivía en casa, y mi mamá se había quedado sola con mi hermano y yo.

Era una tarde de invierno cuando en mi casa recibimos la visita de mi abuela materna.

Esa tarde mi mamá estaba algo enfermita y se encontraba en cama. Luego de mi abuela estar algunas horas en casa, le dice a mi mamá, “me llevo a Mirtha para casa hasta que te pongas bien”.

Mi mamá con mucha conformidad le dio el ok, porque de esa manera ella se sentiría más aliviada de trabajo, ya que no se sentía muy bien.

Yo no quería ir con mi abuela, pero yo con mis 2 añitos no podía imponerme, y luego de ella aprontar un bolso con algo de ropa nos fuimos.

Por cosas de la vida ese día mi vida cambió totalmente, no sé cómo habría sido si mi abuela no me hubiera llevado, pero eso ya no se puede saber, porque no tuve la posibilidad de tener mamá cuando realmente necesitaba.

Algunos días después en esas visitas que mi abuela le hacía a mi madre, le dijo que yo me quedaría a vivir con ella, mi mamá le dijo que no, que me iría a buscar, pero por cosas de la vida jamás volví a vivir en mi casa con mi mamá y mi hermano. Por cosas de la vida al poco tiempo también mi hermano terminó viviendo con mis abuelos.

Pasaron los días, las semanas, los meses y los años, y yo seguía viviendo con mis abuelos.

En mi niñez no entendía por qué vivía en esa casa con ellos y no con mis padres.

Mi abuela, una mujer muy severa, se debía hacer lo que ella decía, estuviera de acuerdo o no, todo lo contrario era mi abuelo, al que yo quería.

Mi mamá iba a la casa de mi abuela y yo recuerdo que quería irme con ella, pero mi mamá ni se interesaba por mí y mi hermano, ella hacía su vida sin nosotros, eso es algo que nunca entenderé.

Viví 18 años queriendo vivir con mi madre, pero por cosas de la vida eso no pudo ser.

Viví resentida y sin entender que esa mujer que me dio la vida pudiera haber llevado su vida adelante sin tener a sus hijos junto a ella.

Siempre la juzgué y me cansé de decir “no tengo mamá”, ella vive, pero no me crió”.

Un día, yo ya siendo madre, por cosas de la vida me acerqué a ella y le dije; “no cuidaste de mí cuando debiste hacerlo, no tengo obligaciones hacia vos, hoy soy una mujer y ya no te necesito”, y como esto muchas cosas más que estuvieron bien dichas.

Luego de decirle lo que siempre llevé adentro y tanto me hizo sufrir, empezamos a compartir muchos momentos de nuestras vidas. Me dí cuenta que siempre la quise, pero me negaba a decirlo por estar dolida por ella no haber cuidado de mi.

El 5 de mayo cumplió 81 años y un año más estuve con ella, esta vez con Jorge recorrimos 600 kilómetros para pasarlo juntas. Hacía solo 2 meses que no nos veíamos, porque se fue a vivir a su ciudad natal.

Lo pasé muy bien y me sentí feliz de poder estar con mi hermana “Nena” que por cosas de la vida hacía más de 10 años no estábamos juntas y disfrutamos muchísimo.

Yo con ella me comporto como si siempre hubiese cuidado de mí.

Por cosas de la vida siento que siempre tuve mamá, lo que pasó es que no quise aceptar cómo se dieron las cosas de la vida.

En estos años he cuidado de ella, y cuando necesita algo siempre estoy.

Muchos años estuve resentida con ella, quizás no logré entender su comportamiento por no imponerse a su madre, o quizás ella realmente no quiso cuidar de mí, pero eso es pasado.

Hoy ella me brinda su amor, y yo le demuestro que realmente la quiero.

Me quedo con la duda de cómo habría sido mi niñez y mi adolescencia, si en lugar de tener a mi abuela, la hubiera tenido a ella a mi lado.

Lo que sí no tengo dudas, es que ella habría tenido una buena hija que le habría dado mucho amor.

Por cosas de la vida hoy podemos contar la una con la otra, sin tener en cuenta los defectos que podamos tener.

Así es la vida, comprobé que jamás debemos pronunciar la palabra “nunca”.

Recuerdo las veces que refiriéndome a mi mamá yo decía nunca voy a perdonarla, entenderla, quererla, cuidarla, visitarla, ¿y ahora qué puedo decir? “me equivoqué”, dije que jamás tendría una mamá, y hoy la tengo, porque supe entender que no haberla tenido cuando más necesité de ella, fue parte de las cosas de la vida.

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