LA DEPARTAMENTALES SE ALARGA Y LOS BOLSILLOS LOS SUFREN

Pensaran ustedes, ¿que tendrá que ver que se estire el periodo de elecciones departamentales con los bolsillos?

Y tiene mucho que ver, porque una campaña electoral es un motor que funciona a guita, y mucha guita.

Imagine usted los cientos de personas que laburan para los candidatos a intendente en todo el país.

Desde el que presta un boliche vacío para comité, los que los cuidan, la gente que lo abre, los que salen a la calle de pintadas, los que cuelgan carteles, los punteritos barriales que a su vez tiene la manga escalonada, o sea que lo manguean a ellos y ellos al candidato, en fin, hasta los que le arman la comida para los que laburan en los comités, es un motor infinito e increíblemente caro.

 

Los candidatos ganan porque tienen gente que “están conmigo” son ni más ni nada menos, gente que labura fielmente al candidato esperando el soñado retorno que, por ejemplo, podrá ser, el candidato le coloque a la inútil de la hija a trabajar en la Intendencia con un sueldo de 50 palos por mes.

 

Y así es que las intendencias están fundidas, porque cada periodo electoral son cientos de favores devueltos con creces.

 

Cada 5 años las intendencias vuelven a llenarse, generalmente de jóvenes inútiles y atropellados que piensan que se van a llevar el mundo por delante y que se sienten parte de esa nueva familia municipal que los deja en condiciones de casi “intocables”.

Lo cierto que ese periodo de poner guita para la campaña, tiene una fecha de vencimiento, y son las elecciones en sí misma, en mayo.

 

Pero ahora que apareció el factor coronavirus en el país, ese periodo de tiempo se extendió a octubre, y en una sociedad quebrada económicamente, los aportes de los empresarios y de los allegados a los candidatos, se dificulta y con esto se dificulta el rastrillaje.

 

Ahora se va a ver bien clarito quien es el candidato que tiene la espalda suficiente para bancar el atropello de las ollas populares y de los punteritos políticos que te piden a cada rato para pagar luz y agua de cientos de vecinos “que están conmigo”, pero que, si no los ayudas, se volatilizan con el otro candidato.

 

Ahora es el momento de que los candidatos saquen a relucir su estirpe política y sin guion ninguno (guita) sigan manteniendo el convencimiento de los que en algún momento estaban con ellos.

 

Ellos saben perfectamente que la única manera de aguantar la atención del volátil votante, y del volátil punterito, es cumplir con dinero al pedido del calvario de cuentas a pagar.

 

Y merenderos, y ollas populares, y hogares de ancianos, todos están mangueando porque se las ven feas, y a los primeros que pechan es a los candidatos a cambio de votos, pero se extendió el periodo y con una situación ruinosa, hay que meter la mano bien honda para sacar un peso.

 

En definitiva, creemos que aquí en Maldonado, la situación particularmente beneficia a Rodrigo Blas, que es un blanco Herrerista, que pertenece a la legión del presidente, y que, por cierto, guste o no, viene haciendo lo que hay que hacer, poner la cara, evaluar el día a día, tomando feas pero seguras y convincentes decisiones, en fin, haciéndose cargo.

 

Por el otro lado, tenemos a un deslucido Antia, dueño del trompo en la intendencia, con un sequito de directores políticos manchados por asociaciones comerciales dudosas, nada bueno se escucha decir sobre Antia cuando se hace referencia a las licitaciones que la intendencia otorga a terceros, que siempre se presume que son testaferros de directores que no pueden figurar, pero que quedaría todo en una gran familia municipal.

 

El tiempo juega a favor de Rodrigo, porque la guita se va terminando, con la falta de guita se termina el amor, más algún tarro sucio adentro de la intendencia que se va a destapar y con eso y la falta de plata, que a Rodrigo no le falta, seguro se está preparando para un hecho histórico departamental, derrotar al caudillismo blanco.