“CACA EN LA CABEZA, MALA LECHE E INCAPACIDAD AL MANGO”

Escrito por Recibimos y publicamos en la sección Nacionales.

Publicado el 09/06/2019 22:15:54
“CACA EN LA CABEZA, MALA LECHE E INCAPACIDAD AL MANGO”

Por Eduardo Portela.-


Días atrás circuló en las redes sociales un video al que la indignación generalizada inmediatamente convirtió en viral. Se trataba (todos lo recordamos) del registro de los daños, pérdidas y mugre que la “ocupación sindical” perpetrada por una minoría de empleados de una fábrica de pan dejó atrás. Se trataba además (en el relato del audio) de la manifestación de tristeza, desconcierto e impotencia de quien lo registró que, con justificada amargura, describía el deprimente panorama y los perjuicios que a los verdaderos trabajadores, a la empresa que no era una “perversa multinacional” sino una empresa familiar y a toda su cadena de distribución incluido el público, este atentado producía. Enormes e innecesarias pérdidas que los dirigentes sindicales de esta empresa provocaron en su propia “fuente de trabajo” basados, según argumentan, en un rumor de reestructura de la empresa a la que estos “defensores de los derechos de los trabajadores” se oponían. Pobre y cobarde excusa para encubrir el resentido patoterismo que los guía y por medio del cual “reclutan” seguidores; fascismo que les permite argüir sin avergonzarse que apropiarse indebidamente de lo ajeno, dañarlo si les place e impedir a quienes piensan diferente el ejercicio de su derecho a ganarse el pan con su trabajo es un “derecho adquirido de los trabajadores sindicalizados”. Basura. Caca en la cabeza, mala leche e incapacidad al mango para entender lo que debería ser un genuino y serio movimiento sindical: la defensa y el progreso material, económico y laboral de los trabajadores, no su secuestro. Y el de las fuentes laborales, que no son otras que las empresas. Para cualquier trabajador alrededor del mundo, sindicalizado o no, que hay que cuidar la salud de las empresas para que el trabajador progrese y tenga cada vez una mejor calidad de vida está en la tapa del libro. Para los de acá también. Precisamente por eso no lo aplican. Porque, con contadas excepciones como lo que me gusta llamar la “Escuela Richard Read”, no les importa la calidad de vida del trabajador ni la de la población sino el triunfo de su propio proyecto político y personal. No son sindicalistas. Son militantes políticos encubiertos. Patoteros fascistas y mafiosos. No creo que José “el Pepe” D´Elía, en cuyo honor se han nombrado escuelas y sedes, se enorgulleciera este estilo. Nuestro mayor error creer que este estilo, este hecho, este perjuicio es un error. Es una perla más del collar. Otra clara demostración de la estrategia que siguen en connivencia con el gobierno foropaulochavistakirchnerista que los alienta y financia: amedrentar al emprendedor y al empresario, intimidar al trabajador que no los sigue ni les cree, abatir la iniciativa privada y espantar la inversión nacional y extranjera, salvo la de sus capitalistas amigos a cualquier precio. Apuntan a quedarse con todo. Y que todos, absolutamente todos los trabajadores coman de su mano. Que ni un solo emprendedor debe quedar vivo es la consigna. Están convencidos que nada puede con su dictadura sindical. Y que ellos sí pueden con todo. Pueden marcarle las pautas de trabajo a cualquier empresa y gestionar la Compañía del Gas, pueden hacer volar a PLUNA hasta chocarla, pueden cerrar curtiembres, frigoríficos y plantas procesadoras de leche; pueden hacer marchitar los naranjales, impedir que la levadura levante y en el país de la celulosa dejarnos sin Fanapel; pueden apretarle el cuello a los dueños y directorios de cualquier tipo de empresas hasta hacer perder dinero a quienes funcionan bien en cualquier parte del mundo, “recuperar” para sus dirigentes y amigos empresas rentables que destruyen en meses desviando préstamos del FONDES a sus Enteros Placeres y pueden llevar a la quiebra a incontables MiPymes según sus propios intereses, desde el almacén de tu esquina, (¿te acordás cuando existía?), hasta la camionetita que te traía el gas. Nos fueron dejando en cueros, sin carne, sin leche, sin arroz, sin trabajo y sin futuro. Y ahora buscaron dejarnos sin pan. Que la apropiación indebida y el hambre que se asoma tras ella se hayan convertido en nuestro pan de cada día es preocupante. Y que se hayan atrevido con el pan premonitorio.

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