ENTRE LA FELICIDAD Y LA ANGUSTIA
Escrito por Mirtha Susana Lencina en la sección Historia.
Publicado el 20/02/2019 00:00:21
Debo confesar que en muchas oportunidades muy difíciles quise parar con esto, ya que el peligro es sin duda constante, los poderes más importantes de nuestro país, han sido desnudados muchas veces por las investigaciones o informaciones que publicamos, pero, por cosas de la vida y a veces sin saber como, seguimos otra semana más.
He sufrido mucho por los juicios que nos han hecho, recuerdo cuando en Rivera por darle la oportunidad de hablar sin tapujos a Jorge López, el papá de la joven asesinada Sheila, me tuve que enfrentar a un Fiscal y un Juez.
También allí conocí a dos verdaderos delincuentes que eran nuestros abogados que nos engañaron y estafaron a Jorge y a mí. En esos momentos no tengan ninguna duda que hubiera querido que nuestro trabajo fuera otro. Hoy cuando ya han pasado 23 años del primer ejemplar, por cosas de la vida hago un balance muy positivo y veo que cada día mas gente que nos entiende, no nos cuestiona, ni nos mira como bichos raros por ser independientes y no tener un color político.
La lucha que ha tenido Jorge, en realidad casi no le encuentro explicación, ya que cuenta con una fuerza anímica tremenda, apoyado en sus principios, que no deja de sorprenderme, no hay nada que lo tire, recibe el golpe y ya está dispuesto a seguir dando pelea. Son pocos los amigos verdaderos que hemos hecho. Fue mucha la gente se arrimó para colaborar y terminaron la mayoría embromándonos, por lo que me sobran los dedos de una mano para poder contar a los amigos verdaderos, los del corazón y el alma. Muchas veces me pregunto sola... ¿hasta cuando habrá Bocón? Y no le encuentro una respuesta inteligente, ni producto del sentido común, ya que Jorge es impredecible y sus caminos han sido recorridos siempre con mucha pasión.
Debo también confesar que Jorge sigue armando la estrategia como el primer día que me dio su ayuda, midiendo inteligentemente los tiempos, y por cosas de la vida me viene a la cabeza cuando no nos dejaban venderlo en los kioscos de Montevideo y él me decía siempre... “Ya podremos, no hay que entregarse”.
Hay que decir también que esta especie de obsesión artesanal para hacer El Bocón ha sido factor importante para separarnos familiarmente, y no atender como realmente queremos a la familia.
Ese sufrimiento de no tener tiempo, o estar con la preocupación constante para poder cumplir, es muchas veces sustituido por la felicidad de tener un retorno tan maravilloso de nuestros lectores, especialmente aquellos que son suscriptores mensuales y les vemos las caras, les conocemos personalmente, y nos cuentan sus apremios y sus momentos de felicidad. Junto a ellos muchas veces también sufrimos por sus tristezas que son parte de las cosas de sus vidas.
El Bocón, por cosas de la vida nos ha permitido crecer como personas, sumar experiencias buenas y malas que nos nutren para siempre. Ahora, en esta etapa para mi está el deseo de tranquilidad, de disfrutar muchas cosas de la vida que han quedado en el camino, y veo que Jorge está con el mismo impulso del primer día, es imparable en sus proyectos, y su cabeza no deja de funcionar ni cuando duerme.
Si hay algo que debo reconocer y destacar es el estímulo que representa ver diariamente personas de diferentes niveles sociales y de distintos lugares que nos quieren, nos reconocen, y hasta podría decir que a Jorge lo admiran, destacando el coraje de tirarse contra los grandes señores poderosos del Uruguay.
También digo, que cada día se suman más y más personas que aceptan y valoran nuestro semanario, y eso lo confieso, me da mucho miedo, porque cuando cientos o miles de personas dependen tanto de su opinión, de su investigación y hasta de su consejo, eso me hace pensar que su compromiso con la gente puede superar a su obligación con su familia, pero por cosas de la vida el camino será recorrido como el primer día, juntos con mucho amor, y apoyándonos mutuamente y entendiendo que todo lo que nos toque vivir, será parte de las cosas de la vida.