Cada transacción electrónica que se realiza con tarjeta, significa al comercio un % 1,6, tal si fuera un peaje para poder trabajar.

Otros lo catalogan como un IMPUESTO IMPLICITO ya que las empresas no pueden deducir ese IVA y no lo pueden volcar a perdidas.

Lo cierto, es que ni las tarjetas de crédito pueden bajar nada, porque están a perdidas y las estaciones de servicio no pueden seguir aceptándolas en estas condiciones porque se van al “Descenso Directo”.

Quien es el culpable y que en aras de proteger el turismo, debería “accionar”?

El estado uruguayo, por intermedio del Ministerio de Economía, que debería permitir que en un “PRECIO TARIFADO” el arancel lo pague el cliente como también paga los intereses cuando saca un préstamo.

Si usted paga con tarjeta de crédito facturas en las redes de cobranza, la tarjeta le cobra al cliente un arancel de %0,35 más IVA, algo que está bien visto y es lógico porque el cliente al no tener dinero, utiliza el servicio financiero prestado por la tarjeta de crédito, y el número que manejan las redes de cobranzas es tan fino que sería imposible llevar a cabo una transacción gratuita.

LOS ARANCELES EN LAS ESTACIONES DE SERVICIO LO PAGABAN LOS CLIENTES Y SON LAPIDARIOS Y LAS TARJETAS TRABAJAN A PERDIDA, DEBERIA INTERVENIR EL MEF Y REDUCIRLOS.

Si usted va a comprarse un terreno y pide un préstamo en el Hipotecario, este le cobra interés, que no es ni más ni menos que un pago por el servicio de prestarle un dinero que usted no tiene.

En las Estaciones de Servicio, que manejan un margen muy fino y el precio es tarifado, debería ser de igual forma, el cliente debería pagar el arancel.

Y así fue siempre, durante décadas, los clientes pagaban el arancel por las compras realizadas en las estaciones de servicio, hasta que en la famosa paramétrica de ANCAP se contemplaron los costos de tarjetas de crédito y el arancel paso a pagarlo la Estación de Servicio.

Hace 2 años, ANCAP debido a sus malos negocios, debió recortar y de manera “UNILATERAL” desarmo las paramétricas, bajando de pique un 10% de la rentabilidad bruta del negocio, lo que llevo a las Estaciones de Servicio a perder plata por minuto al momento de pasar un tarjeta de crédito.

Los estudios hechos a pedido de los Estacioneros, arrojan además un costo asociado por transacción electrónica de $2,50, no importa el valor de la transacción.

A esto le suman el arancel, haciendo más negro el horizonte y difícil de salir de la tormenta.

Se agotan los recursos entre ambas partes, para no tener que ir explorando otros caminos más antipáticos, como podría ser la no aceptación de tarjetas de crédito en el verano, y serán deberes para hacer en la casa para ministra Kechichian, que ya se quedó sin punta en el lápiz para dibujar los números de una temporada que no va a ser.

Otra posibilidad aún más antipática, sería la de ir trasladando las estaciones de servicio a servicio automático (self Service), como lo son en casi todas partes del mundo, aunque esta medida es la más resistida por que pudimos percibir, ya que lo último que se quiere por parte de los empresarios es sacrificar las fuentes laborales, por culpa de una mala gestión que llevo a desterrar las paramétricas que venían funcionando de manera correcta.

Lo cierto es que a 5 días de comenzar el verano, todos tratan de cuidar el negocio para que no haya que cerrarlo, y si no hay un poco de humo blanco, podrían tomarse medidas antipáticas que como siempre y por culpa de la maldita política, los damnificados serían los usuarios.

En la instancia de dialogo entre las tarjetas y los estacioneros, se pactó en explorar el camino del traslado del arancel al cliente, debido a que se concluyó que no habría una afectación tan importante, ya que se está cambiando el padrón de crédito a débito.

Es cierto también que el Ministerio de Economía, y Don Vallcorba, el papa de esta fea criatura, deberían tomar cartas seriamente en este asunto que viene castigando a un sector importante de la economía uruguaya y que le da trabajo a más de 10000 familias.