UN PAÍS DE PRIMERA, CON GOBERNANTES DE TERCERA

Escrito por Jorge Bonica en la sección Columnas.

Publicado el 15/06/2018 15:59:54
UN PAÍS DE PRIMERA, CON GOBERNANTES DE TERCERA

Hace muchos años, siendo jovencitos, casi sin proponernos, involucrados en los medios de comunicación, tuvimos nuestros primeros encontronazos contra un sistema político uruguayo, que siempre dio muestras de estar orquestado para no permitir que la gente viva bien.

¿Qué es vivir bien para los uruguayos?

Vivir sin sobresaltos económicos, con una vivienda digna, y con un trabajo que permita vivir con dignidad.

Así de sencillo lo puedo definir, algo natural si se quiere, la pretensión mínima de poder alimentarse, vestirse, educarse, y gozar de salud.

Sin embargo, a pesar de estar absolutamente seguro, que en el Uruguay se dan todas las circunstancias como para poder vivir dignamente, nuestros políticos de todos los pelos y señales, han hecho todo lo posible para que no se pueda lograr.

Desde la década del 60, se usó nuestro Estado para hacer política y ganar votos, se prostituyó a la gente, y se lograron éxitos electorales consiguiendo voluntades gracias a otorgar empleos públicos, conseguir colocar teléfonos, los famosos Bornes, otorgar licitaciones públicas, facilitar las acciones aduaneras, y todo lo que se le pueda ocurrir a alguien que tiene el poder de resolver sin ningún tipo de controles como funcionó durante décadas.

Especialmente se fue incrementando el costo del Estado en forma multitudinaria y especialmente irresponsable.

El Uruguay para los Partidos Tradicionales fue como una vaca que siempre daba leche, que por más que se le ordeñe en forma permanente, igualmente siempre daba leche de la buena.

Los gobernantes, agobiados por su irrespetuosa administración, comenzaron un nuevo tramo hacia la actual hecatombe.

Aparecieron los organismos internacionales de créditos, los Fondo Monetario Internacional, los Banco Mundial, los Banco Interamericano de Desarrollo, y tantos otros menos relevantes, que contribuyeron a crear un nuevo rubro para nuestra economía, que poco a poco fuimos conociendo los uruguayos comunes.

Me refiero a lo que algún Ministro de Economía nos dijo que era nuestra “Deuda Externa”. Y la aceptamos naturalmente, hasta nos pensamos que estos organismos eran una especie de Mesías que llegaba para ayudarnos, cuando la realidad histórica indica que no es así, que para ellos, es un negocio por plata.

Pero la famosa y desconocida “Deuda Externa” paso a ser parte de la vida de nuestros padres, de nosotros, de nuestros hijos y seguramente de nietos, bisnietos, etc.

Los políticos, fieles a su irresponsable forma de administrase, y como además dejaban el pozo para el que venga detrás, siguieron incrementando la deuda hasta límites insospechados, y debo decir con absoluta seguridad y gran tristeza, impagable.

Lamento decirles estimados y queridos lectores, que el Uruguay, así como la mayoría de los países que nos llaman sub desarrollados y dependientes económicos, estamos fundidos.

Si señores, lo siento mucho, pero nuestro país está fundido, tenemos más deudas que reservas, eso quiere decir que hace decenas de años, que mes a mes, tenemos más salidas que entradas, y que tapamos los agujeros con plata prestada.

Es similar a nuestros hogares. Si gastamos más de lo que ganamos, más temprano que tarde, estaremos fundidos, endeudados y agobiados.

Merece un renglón aparte, el descalabro económico creado por la dictadura cívica – militar, que durante 13 años contribuyó mayoritariamente al descalabro económico del país, ayudado por potencias mundiales que generaron multiplicar por 5000 la deuda que encontraron cuando se apropiaron del poder y especialmente de nuestro sistema democrático.

El Frente Amplio fue el abanderado histórico para enfrentar este problema que nos agobia y nos fundió, incluso, llegando al extremo de pelear legalmente la autenticidad de la deuda creada por un gobierno de facto.

Claro que de aquella lucha de miles de revolucionarios que se animaban a enfrentar a Estados Unidos y al Fondo Monetario Internacional, hay una diferencia extrema.

Hace cinco años que el economista número uno del Frente, ya gobernando, imprime papelitos y los vende para agarrar dinero, que muchas veces no lo agarra y se lo pasa directamente al Fondo Monetario Internacional para saldar deuda externa.

De no pagar a pagar adelantado, hay una diferencia muy grande, y ni siquiera lo pueden explicar los propios progresistas.

¿No era que es impagable como dijeron durante 30 años la deuda externa?

En realidad es impagable, no se puede pensar en terminar con ese cáncer de la economía sudamericana, y lo que se está haciendo por parte de Astori, es trampas al solitario o más claramente y en términos futboleros, tirar la pelota para adelante.

Pero mientras pasa todo esto, que está escrito, que es parte de nuestra historia, no lo inventamos nosotros, los uruguayos en su gran mayoría viven mal, indecentemente, trabajan mal, indecentemente, no disfrutan la corta vida, ya que están en forma permanente con la angustia y la depresión sobre sus hombros.

Los políticos en general, y su sistema, nos ha angustiado, nos hace sentir mal, nos obliga a implorar por una limosna.

Las jubilaciones han caído en términos reales, y es vergonzoso que el Banco de Previsión Social se haya transformado en un prestamista a otros organismos públicos, y se les siga pagando una miseria al 80% de nuestros excluidos viejitos.

Los uruguayos trabajan legalmente toda su vida, peleando la diaria, pagando sus aportes, y cuando envejecen, es cuando comienza un nuevo sufrimiento.

Las jubilaciones son miserables, mezquinas, asquerosamente tacañas.

“No se puede mejorar las jubilaciones como se merece” nos dicen uno tras otro nuestros presidentes.

“No hay presupuesto” es otra de las frases reiteradas permanentemente cuando se les aprieta un poco públicamente.

Sin embargo, despilfarran el dinero en forma delictiva permanentemente.

Se dilapidan cientos de millones de dólares por período con la propaganda oficial, uno de los focos de corrupción más grandes del país durante todas las épocas.

Uruguay el país del amiguismo, del padrino, de conocido.

Muchas veces yo también me deprimo, no encuentro el camino hacia la liberación de mi gente, me contamino permanentemente con las acciones ilegales, los acomodos y los dobles discursos de los políticos de todos los partidos.

Veo que soy apenas un minúsculo microbio que enfrenta a los grandes corruptos y mafiosos de nuestros tiempos.

Algunas veces pasa por mi mente la posibilidad de abandonar la lucha que inconcientemente he emprendido hace 14 años cuando dije basta y fundé este semanario ya agobiado por las reiteradas expulsiones que sufrí de las radios en que trabajaba por decir estos “disparates” que son verdad, pero…no se pueden decir públicamente.

Pero cuando veo a mis hijos y seres queridos ser víctimas del sistema, trabajar todo el mes para ganar un sueldito que les impide vivir dignamente, cuidando hasta de no gastar mucha luz o agua; es cuando me doy cuenta que la única batalla que se pierde, es la que se abandona, y no estoy dispuesto a eso, por ellos, y por mí, que con mis 56 años, tengo la fuerza, el coraje y la voluntad de cambiar a esta manga de chorros, que nos roban muchas cosas materiales, pero, que en realidad, el dolor más fuerte es que nos roban hasta el deseo de seguir viviendo muchas veces.

Por aquellos que agobiados en algún momento no quisieron vivir más y se fueron, es que vamos a seguir molestando a los corruptos y sacándoles las máscaras a estos delincuentes, disfrazados muchas veces de diputados, senadores, ministros y hasta de presidentes.

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