¿SOY UN NABO QUE NUNCA FUMÉ UN PORRO?

Escrito por Jorge Bonica en la sección Columnas.

Publicado el 11/05/2017 12:30:01
¿SOY UN NABO QUE NUNCA FUMÉ UN PORRO?

Debo confesar que le tenga hasta miedo a las drogas, por mi edad, me ha permitido conocer otros tiempos y vivir diariamente viendo las más grandes atrocidades sobre este tema.

En el Mundo entero es el peor flagelo, mata, destruye, asesina. El negocio de la droga en el Uruguay ha ido creciendo poco a poco a medida que se logran más y más consumidores que terminan siendo adictos.

El ser humano que se droga y llega a la adicción es un enfermo, no puede salir, se siente morir pero no puede aflojar.

En nuestro país, ha sido mucho hablar y poco hacer realmente.

Nos quisieron meter la mentira del Portal Amarillo y allí estuvieron todos los políticos haciendo su negocio con los pobres enfermos de la droga. La Pasta base es mortal, mata neuronas, mata células y mata personas.

Destruye familias que se despedazan. Venden drogas en casi todas las esquinas, en la calle, en los liceos y en las escuelas.

Las cárceles están repletas de drogas de todo tipo y precio.

Muchos policías venden drogas, muchos consumen. La tranza es total y la impunidad es mayúscula.

Fumar marihuana es algo casi permitido, a la vista, en todos lados. En el Estadio Centenario el olor a la Maruja está en el aire, casi diría que todos consumimos en las tribunas, activos o pasivos, todos nos drogamos con los porros.

Muchos dicen que la marihuana no es mala, que es vegetal, que no es química, que no crea adicción y que se trata de algo sicológico simplemente. Yo seguro estoy viejo ya, con mis 61 años debo estar ya para tirar o por lo menos jubilarme, soy antiguo, se ríen de mi cuando digo lo que estoy escribiendo ahora.

Hasta parece que soy un nabo que nunca fumé un porro. Algunos de mis familiares dicen que es difícil aguantarnos a Mirtha y mí, porque somos responsables, somos puntuales, somos honestos…somos inaguantables por todo eso.

También varios seres queridos se han alejado de nosotros, porque no aceptamos muchas cosas, que antes eran normales que no debían pasar, pero ahora hay una falta de respeto total a los padres, a los mayores en general.

Claro que no pretendo que todo sea igual a cuando nosotros teníamos 20 años, no, de ninguna manera, soy de los que no se han quedado en el tiempo paralizados y dicen que todo lo antiguo fue mejor, pero hay cosas que no se pueden aceptar.

Veo a la juventud en general perdida, vacía, muchas veces alcoholizada o drogada.

Veo a los antros de perdición como lo son los boliches de la noche totalmente descontrolados, sin que nadie ponga un límite.

Se han superado todos los límites naturales y hay una impunidad que asombra.

Ya no hay valores, no hay respeto, nos han pasado por arriba.

¡Qué difícil es ser viejo en nuestro país!

Uno de cada cuatro delitos los cometen delincuentes drogados, que están estimulados en el momento de cometer el ilícito.

Policías venden drogas, se drogan y son los que nos tienen que proteger e impedir que haya venta de droga impunemente como pasa hoy.

Muchos traficantes van presos, se pasan varios años en la cárcel, salen y siguen vendiendo drogas. Parece mentira pero es real, así pasa, no hay castigo que valga, vuelven a cometer el mismo delito que los llevó algunos años a la cárcel. Hace unos meses conversé con una mujer que es la adscripta de un liceo de Montevideo respecto a todo esto.

Ella me contaba que ha tenido que aprender a convivir con chicos que se drogan. Que los padres ya no responden cuando los llaman para alertarlos que sus hijos se drogan o alcoholizan.

Hay un divorcio muy importante entre los padres y sus hijos en general, la educación ya no existe, no hay convivencia, no hay diálogo.

En Montevideo solo, los domingos de madrugada, llegan entre 50 y 100 jóvenes a los hospitales públicos y mutualistas privadas por coma etílico por exceso de bebidas.

Madres y padres se destruyen sicológicamente por no saber como encarar la realidad de sus hijos adolescentes.

Los más optimistas se afilian a que es una etapa que tienen que cumplir, que son rebeldes, que tienen personalidad los chicos, que ya no son los lentejas que fuimos nosotros cuando pequeños.

Cientos de divorcios llegan por estas situaciones con nuestros hijos, muchos suicidios tienen como motivo principal la drogadicción.

Muchas veces me pregunto qué es lo que pasó, y que es lo que hay que hacer para salir adelante.

¿Por qué esta destrucción de varias generaciones?

Este mundo no es el que yo conocí. No había esta locura colectiva, era todo mucho más sano.

Había ciertos códigos, nos criamos diciendo que no se le pega en el suelo al enemigo.

Si esto sigue así, y aun peor, dentro de algunos años volveremos a la ley de la selva, del más fuerte.

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