Es la pregunta que muchos se hacen a esta hora. ¿Cómo es posible que alguien traiga un revolver a un partido de fútbol?

¿Para que armarse e ir a la Amsterdam a ver el partido de fútbol del club de sus amores? La respuesta no tiene nada que ver con la pasión por un cuadro, ni con el fútbol.

Lo cierto es que hay negocios muy importantes con la droga en las tribunas.

Hay narcotraficantes que quieren el negocio y hay peleas por eso.

Se enfrentan entre bandas de narcos y ocurren estas cosas como la de ayer.

Las armas entran por la puerta, no hay dramas, se logra ingresar lo que quieras, porque todo está mal organizado.

Ayer escuchábamos a un representante de la empresa de seguridad en entrevista con Daniel Banchero que expresaba que se comprometía que por las puertas que él tiene que controlar no entra armas, pero dejaba la duda o sospecha que en otras puertas simplemente no se revisan ni se hacen cacheos.

No hay una organización profesional y no participa la policía.

¿Qué estaban haciendo esos dos que se balearon en la puerta de un baño cuando el partido estaba jugando?

No hay que ser vidente para darse cuenta que estaban en otro “negocio” que no era ir a hinchar por sus colores deportivos.

Hace unas semanas publicamos que Nacional y Peñarol ante los actos de delincuencia contra los puestos de venta de Coca Cola.

Que terminado el primer tiempo se reunían de pesado varios delincuentes y sacaban las bebidas sin pagarlas.

Reitero, de pesado, a lo macho.

Y entonces los equipos grandes resolvieron pagarles dinero a los barras bravas para que se compren sus refrescos y nos los roben.

Nacional le paga a los puestos cierta cantidad de bebidas que les roben.

¿Se dan cuenta que ganan los malvivientes?

Que los dirigentes deben pagarles las bebidas para evitar problemas más serios y graves.

La solución es simplemente evitar que roben con la policía que es la autoridad y van a ver cuando metan presos por hurto al que se lleva a una bebida de pesado sin pagarla, se les van las ganas de robar.

El estadio de Peñarol, ya se construyó con rejas en los puestos de venta de bebidas y de chorizos.

Están entre rejas los empleados que venden Coca Cola y chorizos para que estos delincuentes no los roben.

Hacemos todo para regalarles las tribunas a los chorros y delincuentes, en lugar de enfrentarlos y darles lo que se merecen.